El día 11 de enero de 2019, Jorge Zapata, nieto de Emiliano Zapata se presentó en la conocida mañanera del actual presidente Andrés Manuel López Obrador. Tal invitación fue extendida por el ejecutivo a la familia del general, misma que se presentó en Palacio Nacional para proclamar oficialmente el 2019 como año conmemorativo del reconocido revolucionario, también denominado como “Caudillo del Sur”. Durante este año se decidió construir una nutrida oferta cultural para recordar a esta emblemática figura de la historia mexicana, misma que sería coordinada por la Secretaría de Cultura a cargo de Alejandra Frausto. Nadie imaginó que una de las exposiciones organizadas por esta dependencia terminaría cerrando el año con un polémico desencuentro entre grupos y familiares zapatistas, el gobierno federal y la comunidad homosexual.
El evento que detonó el zafarrancho cultural fue una pintura del artista chiapaneco Fabian Chairez, la cual causó gran indignación a la familia de Emiliano Zapata. Es importante mencionar que el autor inició el ascenso de su trayectoria participando en el Festival Internacional por la Diversidad Sexual, así como en varias de sus exposiciones en diversas sedes, tales como el Museo Universitario del Chopo, la Galería José María Velasco, entre otros espacios expositivos como la desaparecida Galería Hazme el Milagrito, la cual fue prácticamente la primera galería de arte homoerótico en México (Por cierto que una de las pinturas de Fabián fue la imagen del cartel del FIDS en 2017, cuando se celebraban los 30 años de este evento, prácticamente el más longevo de hispanoamérica. Este evento inició hacia 1987 bajo el liderazgo de José María Covarrubias y el Círculo Cultural Gay con el nombre de Semana Cultural Gay).
Subrayo los antecedentes porque mi intención en este texto es construir una memoria de ciertos eventos y obras que han marcado la historia no contada de las expresiones artísticas de la diversidad sexual en el campo cultural. Ya que si bien la pintura de Chairez ha causado gran conmoción por los efectos masificadores y virales que actualmente poseen las redes sociales, en realidad tales actos intimidatorios, violentos y represivos contra las expresiones culturales LGBT+ tienen una larga historia en México y el mundo.
Ahora bien, el día 27 de noviembre de 2019 inició la exposición “Emiliano, Zapata después de Zapata”, curada por Luis Adrián Vargas Santiago, historiador del arte y especialista en la imagen de Zapata. Tal muestra buscaba básicamente hacer un recorrido visual de las múltiples representaciones de la figura de Emiliano Zapata, donde pudieran explorarse los cambios sociales, políticos, culturales, estéticos, etcétera a través de la figura de este revolucionario. Sin embargo, ante la obra titulada “La Revolución” de Chairez, así como el uso de la imagen como publicidad en redes sociales por parte de la Secretaría de Cultura Federal, no se hizo esperar las declaraciones del nieto Jorge Zapata, el cual amenazó con demandar a las autoridades de Bellas Artes, a la Secretaría de Cultura, al pintor, así como quemar la obra, entre otras polémicas aseveraciones.
Es importante mencionar que Jorge Zapata emitió declaraciones veladamente homofóbicas, a pesar de afirmar que “ no tenía nada en contra de los gays”. Sin embargo, en sus entrevistas a la prensa consideraba la representación del que se supone es el general, como denigrante.
En esta polémica lucha en torno a la pintura de Chairez, se juega no solamente la obra en sí misma, que puede agradar o no al público, sino que se constituye en un potente símbolo, ya que el contexto, la sitúa en un espacio cultural ritualizado que converge entre el reconocimiento oficial de la institucionalidad y la idea de una cultura nacional legitimada por el Estado. Este juego me parece fundamental ya que en esta lucha por las representaciones no solo se están disputando símbolos como la figura de Emiliano Zapata, sino el uso legítimo de los espacios rituales de la cultura nacional, el reconocimiento de las identidades, la histórica lucha contra la censura por parte de la población LGBT y una evidente confrontación contra los discursos y actos de odio/exclusión/discriminación/violencia.
Lo anterior, es reforzado por lo acontecido en el Palacio de Bellas Artes donde una manifestación de grupos campesinos (zapatistas) intentaron entrar a la fuerza al Palacio de Bellas Artes para intentar obligar a las autoridades del museo para que sacaran la obra de Fabián, todo esto acontecido, mientras casualmente se generaban distintos actos institucionales y protocolarios en el marco de la celebración del Día Internacional por los Derechos Humanos. El evento acontecido en Bellas Artes, culminó con la agresión a periodistas homosexuales que se encontraban en el recinto, a quienes los manifestantes golpearon e insultaron sin la prácticamente nula intervención de alguna autoridad.
Ahora bien, los actos de crítica, burla, opresión, violencia y censura por parte de los manifestantes hacia la obra de Chairez, desafortunadamente no son algo nuevo en nuestro país. Quisiera rememorar algunas escenas en la historia del arte nacional:
- En 1901, el famoso y reconocido grabador de Aguascalientes, José Guadalupe Posada realiza una famosa publicación del baile de los 41. Escena que exhibe públicamente a varios hombres reunidos en una fiesta donde una parte de ellos están vestidos de mujer (travestidos), razón por la cual se convierten en una histórica burla y escarnio por parte de la sociedad mexicana.
- A principios de siglo XX, Antonio Ruiz, el Corcito, pinta Los paranoicos (Los espiritufláuticos) donde aparece Salvador Novo, Roberto Montenegro y Xavier Villaurrutia, que forman parte de los Contemporáneos. En este cuadro, en el edificio de fondo se perciben las fechas: 1810-1941, este último número, se refiere al baile de los homosexuales, de la mencionada redada porfiriana en 1901, afirmó Teresa del Conde. La pintura evocaba una visión burlona respecto a la homosexualidad de los escritores, así como una actitud detractora al amaneramiento y el travestismo.
- En 1968, durante el año bianual México-Inglaterra, la directora del MAM, Carmen Barreda, y el escritor Agustín Yáñez, secretario de Educación Pública de Gustavo Díaz Ordaz, ordenan retirar de una exposición la obra del artista británico D. Hockney, ya que contenía en su composición hombres desnudos o semidesnudos, con evidentes evocaciones homosexuales.
- En 1997, durante la Semana Cultural Lésbica Gay, la obra ¡Oh Santa bandera! de Nahum B. Zenil en el Museo Universitario del Chopo es obligada a retirarse, ya que generó problemas con el gobierno de la república, puesto que en la obra de Nahum, este se representa agachado, mientras que era penetrado por la bandera mexicana, razón por lo cual fue considerada una ofensa a los símbolos patrios.
- Otro blanco de críticas homofóbicas en el Museo de Arte Moderno se generó en 1999 a Nahum B. Zenil, quien es reconocido como uno de los máximos exponentes del neomexicanismo. Esta vez el descrédito vino de una investigadora del CENIDIAP: Edwina Moreno. En su ensayo titulado “La obra de Nahum B. Zenil: una aproximación a la pintura pornográfica y obscena”, la autora crítica tajantemente la exposición “El gran circo del mundo” usando locuciones como:
“experiencia escatológica y pervertida”
“nos obligaba a entrar para salir del hartazgo obsceno y hasta repugnante”
“el gran circo del mundo el artista mostraba públicamente sus reiteradas perversiones sexuales”
- En 2014, es retirada la página del Museo Nacional de Arte (México) de Facebook, debido a la denuncia de sus imágenes que formaban parte del proceso de difusión de la Exposición “El hombre al desnudo”. Ante el escándalo, el MUNAL abre otra cuenta y oficializa sus disculpas a las personas ofendidas y pide no denunciar las imágenes.
Estos son solamente algunos hechos que anteceden los polémicos eventos que se han suscitado en el marco de la exposición de Zapata en Bellas Artes. Considero fundamental hacer memoria de tales sucesos, ya que los actos que se dieron el martes 10 de diciembre en el palacio de Bellas Artes son una muestra de una larga lucha por los derechos culturales de las personas LGBT+ ante actos de violencia homofóbica simbólica, discursiva y física.
Ante tales sucesos me preguntó ¿qué clase de revolución necesitamos hoy ante la Intimidación, acoso, violencia y muerte que viven mujeres, homosexuales y personas trans, en un contexto donde importa más la virilidad evocada en una pintura que los cientos de crímenes de odio y feminicidios?
Seguramente Zapata nunca imaginó que terminaría encabezando otra revolución, una revolución sexual donde su representación estaría en disputa, la cual cuestionaría a los mismos que se adjudican la legítima herencia del "zapatismo revolucionario". Desafortunadamente este zapatismo no ha terminado de comprender luchas actuales como la libertad sexual y los territorios de nuestras corporalidades (TIERRA Y LIBERTAD).
No hay libertad política, si no hay libertad sexual
No hay revolución política, si no hay revolución sexual.